La semana pasada se conoció que por Resolución Decanal, nuestra Decana Mgter. María Inés Peralta aceptó la renuncia de la Dra Liliana Córdoba al cargo de Secretaria de Investigación de la FCS por razones estrictamente personales. Desde el 1 de mayo dicho cargo será ocupado por la Dra. Eva Da Porta. En los considerandos de la resolución se reconoce que la Dra. Córdoba “ha realizado importantes aportes a la formación, el desarrollo y la promoción de la investigación en el campo de las ciencias sociales”, “que su labor como Secretaria de Investigación es reconocida por sus pares y quienes han sido sus colaboradores durante este periodo destacando su compromiso, liderazgo y compañerismo” y que ella ha “ jugado un papel fundamental en el proceso de creación de la Facultad de Ciencias Sociales”. A propósito de este cierre de ciclo de su gestión conversamos con ella acerca de su evaluación de estos años de trabajo en la secretaría y los desafíos para la investigación en ciencias sociales.
¿Cuál es tu evaluación respecto a los principales avances realizados en la secretaría de investigación en Sociales?
Bueno, lo primero que quisiera decir es que estoy sumamente agradecida por la oportunidad y la confianza que me brindó la Sra. Decana María Inés Peralta al integrarme a su gabinete como Secretaria de Investigación ya en su primera gestión, en 2018. También con la señora Vice Decana y mis pares de otras secretarías por el enorme compañerismo con el que trabajamos estos años y con el equipo nodocente que estuvo a mi lado porque lo que hicimos fue posible gracias a su gran calidad humana y profesional. Por supuesto, y de manera más general, estoy muy agradecida con toda la comunidad de la FCS que siempre se involucró con gran compromiso en las acciones que fuimos generando. Esta es una facultad que fue anhelada por generaciones y que tiene mucho para aportar a nuestra sociedad y yo me siento muy orgullosa de pertenecer a ella y de haber sido parte de su gestión en estos años. Los motivos de mi renuncia son estrictamente personales y como profesora investigadora de la casa seguiré trabajando para su crecimiento y consolidación. Al mismo tiempo, me da mucha alegría saber que la Dra. Eva Da Porta, una querida compañera, asumirá la función y dará continuidad a muchas de las cosas que hicimos, pero también iniciará otras actividades y proyectos.
Respecto de la pregunta sobre los avances en este período en el que me tocó estar a cargo del área, considero que hemos logrado varias cuestiones importantes.
Por un lado, estructurar y consolidar la Secretaría de Investigación de la Facultad. Para ello elaboramos un nuevo Reglamento de la Secretaría de Investigación, aprobado por el Honorable Consejo Directivo en 2021, precisando con mayor claridad sus objetivos y funciones, y organizando cuatro áreas de trabajo: promoción de la investigación, planificación y gestión de la investigación, vinculación e innovación y comunicación pública de la ciencia. Eso nos permitió desarrollar un plan de trabajo alrededor de esas líneas y constituir, en el marco de la Secretaría, el Consejo Asesor de Investigación, integrado por coordinadoras y coordinadores de los centros e institutos de la Facultad (CEA, IIFAP, IPSIS y CIECS), con quienes nos reunimos mensualmente para consensuar lineamientos y políticas. Logramos, de esta manera, organizar la estructura de la investigación en Sociales, ordenar lo relativo a trámites y procedimientos y, sobre todo, hacer parte a los centros e institutos de la planificación de las actividades y de la información centralizada por la Secretaría, a través de un proceso muy enriquecedor.
También logramos consolidar un equipo de trabajo porque cuando asumí estaba acompañada por una sola nodocente y en la actualidad son cinco personas trabajando en la Secretaría de Investigación. Esto resulta fundamental porque más allá de la gestión política de las áreas es muy importante formar cuadros técnicos y consolidar equipos alrededor de las tareas que son propias de la función y deben sostenerse en el tiempo. Realmente estoy muy agradecida a ese equipo por el compromiso que tuvieron con el trabajo cotidiano y el proyecto construido.
Por otro lado, también fue importante haber logrado sistematizar información relevante respecto al desarrollo de las actividades de investigación en la Facultad, básicamente quiénes somos y qué hacemos como comunidad científica en Sociales. Esa tarea la desarrollamos a través de un mapeo de la investigación que nos permitió también identificar desafíos, debilidades y vacancias, algo necesario tanto para una memoria institucional como para la toma de decisiones informada y la planificación de acciones a futuro. Producto de ese mapeo editamos junto a CLACSO el libro Política, gestión y evaluación de la Investigación en América latina y el Caribe que nos permitió referenciar a nivel regional las principales discusiones actuales en términos de políticas y evaluación de la investigación en las instituciones nacionales e internacionales de ciencia y técnica.
En ese marco también fueron relevantes las primeras jornadas “Investigar en Sociales” que resultaron una primera instancia de conocimiento y reconocimiento de lo que nuestra comunidad hacía en materia de investigación, y a partir de la cual produjimos el libro Investigar en sociales: proyectos, políticas y desafíos.
Otro logro relevante ha sido posicionar a nuestra Facultad como una referencia en el campo de la investigación en ciencias sociales, tanto en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) como a nivel nacional. Y eso ha tenido que ver, por un lado, con el trabajo de gestión realizado desde la Secretaría en el ámbito de la universidad, proponiendo de manera permanente cuestiones que visibilicen y jerarquicen el trabajo de investigación en nuestras áreas de estudio. Propusimos, por ejemplo, la creación del Comité de Ética en Ciencias Sociales y Humanas y trabajamos en distintos programas y propuestas para mejorar el financiamiento para las ciencias sociales. Pero el posicionamiento de la Facultad como una referencia se logró también a través de la producción de conocimiento con resultados relevantes tanto en las convocatorias habituales de la UNC como en las realizadas por otras agencias provinciales y nacionales. Por ejemplo, fue muy importante el proyecto institucional en temas estratégicos que desarrollamos alrededor de la problemática de las desigualdades -en el cual trabajaron diversos equipos de la facultad-, produciendo datos acerca de la realidad de la provincia de Córdoba; o la participación de numerosos profesores de la FCS en la convocatoria PISAC COVID-19, Ciencia contra el Hambre, Impact.AR.
Por otro lado, en la línea de trabajo relacionada a la vinculación e innovación, logramos la creación de la Unidad de Vinculación Tecnológica en Sociales, una iniciativa en la que trabajamos en conjunto con la Secretaría de Extensión. Actualmente estamos finalizando la planificación estratégica de esa unidad y su plan anual para presentarlos en el HCD.
Y por último, en la línea vinculada a la comunicación pública de la ciencia, estamos también muy contentos por lo generado ya que es de vital importancia para la democratización de la ciencia y de la sociedad. Por un lado pudimos reorientar la publicación Cuadernos de Coyuntura -creada en la normalización- y darle una impronta de mayor intervención coyuntural y pública, acompañar la creación de la revista estudiantil Disputas y a distintos proyectos de investigación de la Facultad en el diseño de estrategias y recursos de divulgación.
¿Cómo conviven hoy las tareas de docencia e investigación en Sociales? ¿Cuáles son las principales dificultades?
Este es un punto sobre el cual venimos reflexionando mucho desde la Secretaría pero también en el ámbito de la gestión de la facultad y en la propia universidad.
Por un lado, hay que destacar que en la génesis de nuestra facultad hay un núcleo indisociable entre investigación y docencia y esa es una gran fortaleza que tenemos que cuidar. Somos una facultad donde la gran mayoría de los docentes investiga y eso, más allá de los aportes específicos a la producción de conocimiento, redunda también en la calidad de la enseñanza y la formación de las y los estudiantes.
Con ese punto de partida, creo que hoy la principal dificultad está relacionada en cómo se garantizan mejores condiciones para desarrollar investigación. Porque investigar requiere de tiempo y de recursos, y para el caso de nuestra área, las ciencias sociales, existe una gran desigualdad al compararnos con otras. Esa desigualdad, por supuesto, es histórica, institucional y epistémica, y por eso creo que parte central de nuestra misión como facultad tiene que ser visibilizarla y cuestionarla. Respecto del tiempo como condición, me refiero centralmente a la cantidad de horas que pueden dedicar las personas -formadas y en formación- a investigar. Es evidente que necesitamos avanzar en una mejora de las dedicaciones de las y los profesores, porque aunque este es un punto crítico en varias unidades académicas, al ser sociales una facultad nueva resulta más urgente lograr que las y los docentes concentren sus actividades de formación de equipos y de recursos humanos, de producción de conocimiento, de publicaciones, etc. en la institución. Por el lado de los recursos, creo que la cuestión central es generar nuevos instrumentos de financiamiento y promoción que reconozcan la especificidad de nuestros objetos, metodologías y perfiles (docentes y estudiantiles). En esto hemos trabajado junto a otras facultades en el seno del consejo asesor de la SECYT, pero queda mucho por hacer.
Por último, se me ocurre una última cuestión, que más que como dificultad puede pensarse como desafío, que es cómo integramos la investigación en la formación de grado de una manera más estructurada, curricular, y desde el comienzo de la carrera. Saber investigar es importante no sólo en el ámbito académico sino también en la actividad profesional y creo que el proceso de discusión para la reforma de los planes de estudio es una buena oportunidad para que reflexionemos sobre esto y generemos nuevas posibilidades.
Por supuesto, estos problemas que estoy planteando se hacen abordables en este momento, cuando como institución empezamos a transitar un nuevo momento tras concretar -y quiero resaltarlo, porque no es menor- el desafío principal de nuestra creación, que fue implementar el dictado de dos carreras nuevas sin refuerzo presupuestario.
¿Cuáles son, en tu opinión, los principales desafíos para la investigación que quedan por abordar institucionalmente en la Facultad y, de modo más general, en la universidad?
Si bien ya mencioné algunos desafíos, quisiera remarcar fundamentalmente tres cuestiones. Por un lado, creo que hay que seguir insistiendo -lo hemos hecho durante estos años, y hemos tenido logros- en la jerarquización del financiamiento para las ciencias sociales en relación a otras áreas de conocimiento y, sobre todo, en que eso implica también hacerle lugar a la particularidad de las formas de producir conocimiento en nuestro campo. Existen, muchas veces, definiciones encubiertas detrás de cuestiones administrativas o procedimentales que en el fondo dan cuenta de una estructura de promoción y financiamiento de la ciencia y la tecnología diseñadas desde una manera de hacer y producir ciencia que supone el predominio de algunas áreas de conocimiento en detrimento de otras.
Otro gran desafío es propiciar -y quiero insistir en esto- un mayor involucramiento de las y los estudiantes de grado en las tareas de investigación. Desde la Secretaría implementamos algunas iniciativas -como el Ciclo Formativo Investigar en Sociales-, pero resta mucho por hacer en ese camino en el que lo mejor que tenemos son estudiantes ávidas y ávidos por integrarse al mundo de la investigación.
Por último, diría que estamos transitando un cambio de época global en el que no sólo emergen nuevas problemáticas -políticas, sociales, culturales, ambientales, económicas, tecnológicas-, sino nuevas formas de producción de conocimiento que conmueven y cuestionan nuestras metodologías y procedimientos. De manera que, como comunidad, tenemos el desafío de ingresar a esos debates con nuestras mejores herramientas y capacidades. Y no sólo para aportar a una mejor comprensión de este tiempo o a una renovada reflexividad disciplinar sino, y principalmente, para que todo ello redunde en la construcción de un futuro mejor, de una sociedad mejor. Parece una frase simple, pero para mí tiene un gran significado, que le da sentido a la universidad pública. Esa universidad a la que pertenecemos y cuya principal tarea sea hoy, quizás, la de ayudar a vislumbrar de qué estaría hecho ese futuro mejor, esa sociedad mejor.